“Los apóstoles fueron elegidos cardenales con la función de gobernar hasta la reencarnación del profeta, pero las corporaciones se oponían, el poder es un vicio y ellos solo eran humanos, atacaban a los misioneros de la religión universal, aplastaban los sueños de cambio.
Solo hay una solución dijo el apóstol Mikael, formaremos una milicia, un ejército de la fe, lucharemos contra las corporaciones y venceremos. Los otros apóstoles se opusieron, pero mikael prevaleció, así nació el Gladius Dei, la espada De Dios.”
El libro 7 25:26
Los apóstoles habían sido elegidos para gobernar por aclamación popular, la guerra había devastado todas las instituciones y solo la iglesia universal estaba intacta y era cada vez más poderosa.
Pero los plutocratas, los dirigentes de las corporaciones se negaban a renunciar a sus privilegios y poder, contrataron mercenarios, veteranos de la guerra contra los drum, y atacaron a misioneros importantes de la eklesiarquia , trataban de apagar las brasas del cambio antes de que se convirtieran en una frondosa llama.
Estaban matando a los misioneros, había que hacer algo, los apóstoles no querían empezar una guerra civil, sobre todo por que el mensaje del profeta, alabado sea su nombre en todas las estrellas, hablaba de compasión y paz. Pero las corporaciones querían aplastar los sueños de cambio.
Querían volver al viejo orden, a una humanidad fracturada, a máquinas haciendo todos los trabajos. ¿Como hacer esto cuando se sabia de la existencia de los drum? Era una locura.
Mikael, apóstol del profeta y veterano de la guerra contra los drum, se harto de la pasividad de sus compañeros y decidió formar un ejercito de la fe, así nació el Gladius Dei, la espada de dios. Mientras los otros apóstoles rezaban y ayudaban a sanar Terra.
Entonces llego la hora de enfrentarse a la corporaciones, el Gladius ataco a los mercenarios con la resolución de estar cumpliendo la voluntad del profeta, alabado sea su nombre en todas las estrellas.
Pero sucedió un milagro, los mercenarios eran tan humanos como todos, habían visto al profeta en el momento de su muerte y ese recuerdo de paz aún seguía en sus conciencias. No podían enfrentarse a la verdad como si fuera una enemiga.
Así a medida que la Espada se enfrentraba a los mercenarios, estos claudicaban y se unían al Gladius, aumentando cada vez más sus filas. Asi fue demostrado que era la voluntad del profeta que la humanidad estuviera unida y que tuviera un ejército poderoso para defenderla.
Mikael entonces llego hasta la sede del consejo de las corporaciones, y se enfrentó cara a cara con los plutocratas. Les ofreció dos opciones: convertirse a la verdadera fe o morir.
Ninguno eligió morir.
Así, ese día, 15 de aries del año uno, el viejo régimen cayó y la iglesia universal se consolidó como imperio. Solo faltaba esperar la reencarnación del profeta para que ocupara su sagrado trono.